Abrace la gratitud y extienda el perdón en esta temporada festiva

Las fiestas suelen traernos recuerdos más cálidos de la familia, la infancia y la convivencia. Esta época del año puede estar llena de celebraciones alegres, pero también puede desencadenar recuerdos dolorosos e interacciones negativas con la familia, mientras que otros parecen tener unas vacaciones perfectas. A menudo, la temporada de fiestas nos brinda la esperanza de que encontraremos una sensación de serenidad y de que nuestras relaciones se descomplicarán de alguna manera. Pero suavizar las relaciones, o simplemente dejar atrás la amargura y el resentimiento, requiere un esfuerzo mental y emocional.

Comprender que ni siquiera las familias más amorosas tienen relaciones perfectas es fundamental para afrontar la depresión navideña. Podemos aprovechar estos sentimientos sobre relaciones complejas y difíciles para aumentar nuestra fe en la humanidad y motivarnos a expresar lo que nuestro corazón siente de verdad. Deja ir los resentimientos, los conflictos y los rencores para que puedas liberar no solo a los demás, sino a ti mismo, de la negatividad que gastas valiosa energía en mantener. El acto de perdonar consiste en liberarnos de nuestra propia prisión y comprender que es posible llegar a una solución, aunque sea unilateral. Dejar ir el resentimiento y la ira puede ser un desafío, pero tienes la opción de lidiar con tus emociones o permitir que te hagan infeliz. Podemos elegir avanzar hacia una decisión consciente de felicidad y serenidad y comprender que la condición de nuestro corazón es mucho más valiosa que el resentimiento y la ira, sin importar las circunstancias que hayan ocurrido en la vida.

A continuación se presenta un ejercicio sencillo de perdón llamado “Enciende una vela”. Utiliza una vela pequeña, enciéndela y piensa en la persona a la que deseas perdonar. Visualízala mientras la perdonas mental o verbalmente. Continúa trabajando con esa persona hasta que la vela se consuma. Si terminas tu acto de perdón antes de que la vela se consuma, apaga la llama y libérate de la ira y el resentimiento. Este ejercicio te ayuda a mantener un diálogo mental con la persona a la que deseas perdonar y visualizar cómo la ira se aleja de ti.

El perdón está intrínsecamente vinculado con la gratitud. Puede ser uno de los catalizadores más poderosos en la forma en que reestructuramos nuestra perspectiva del mundo y nuestras relaciones con los demás. Es fácil centrarse en lo que queremos y perder la perspectiva de lo que es importante. El agradecimiento habla de la expresión emocional de lo que nos hace afortunados y reconoce a quién y qué tenemos en nuestras vidas. Se ha demostrado que cultivar la gratitud genera optimismo y mejora nuestra perspectiva de la vida.

Un ejercicio sencillo de agradecimiento se llama “el ABC de la gratitud”. Es una forma eficaz de ampliar tu sentido de gratitud y ayudar a liberar sentimientos de ira. Di cada letra del alfabeto y luego identifica un área única de gratitud relevante para ti que comience con esa letra. Permítete hacer una pausa, respirar y apreciar todo lo que es sólido en tu vida. Practicar este ejercicio también te revelará cuándo llegan cosas nuevas a tu vida que puedes apreciar: cuándo puedes completar una letra que antes no podías completar o cuándo una letra llega a significar varias cosas para ti.

Una clave para la felicidad es reconocer que la ira y la amargura tienen un impacto más poderoso en nosotros que en las personas hacia las que dirigimos la ira. En lugar de albergar sentimientos nocivos que afectan su perspectiva, trate de liberarse del ciclo de pensamientos de ira que a menudo se retroalimentan entre sí y utilice estos ejercicios para lograr su objetivo de tener una mente sana. Usted merece la felicidad durante todo el año, así que, en esta temporada de fiestas, cambie su perspectiva de la vida, aproveche su energía personal y comience a trabajar hacia una forma de vida más positiva.

Por Rob D'Alonzo

Rob D'Alonzo se desempeña como director clínico en el Lincoln Center for Family and Youth. Tiene una maestría en psicología clínica, es consejero profesional autorizado y es un profesional certificado en traumas clínicos.